viernes, 18 de septiembre de 2009

Discusiones...

Escucha más a tu intuición que a tu razón.
Las palabras forjan la realidad pero no la son.
Alejandro Jodorowsky


Esperar que los demás vean las cosas como las veo yo. Discutir hasta agotar toda mi energía con otras personas que tienen otro punto de vista sobre la vida.
Qué difícil me resulta respetar el punto de vista del otro. Porque creo que es erróneo y quiero que acepten que mi forma de ver la vida es mejor...

Y esto se vincula con otro de mis defectos principales que es el estar muy pendiente de la opinión de los demás. Necesito la aprobación externa de los demás, por eso intento que estén de acuerdo conmigo. Por eso les cuento a los demás todas mis cosas, para que lo aprueben, para que me aprueben.

El tema es que cuesta ver a nuestros seres queridos sufrir y no poder ayudarlos... verlos caer en situaciones depredadoras una y otra vez... aunque qué autoridad soy yo para indicarles que su camino es erróneo? Por ahí ellos eligen ese camino para aprender cosas que de otra manera sería imposible que aprendan...

Si yo exijo que me respeten, tengo que hacer lo mismo con los demás... además, vale la pena todo ese gasto de energía que muevo para intentar que los demás acepten mi punto de vista? Yo creo que no... es una tarea agotadora y estresante, y siempre va a haber alguien que no esté de acuerdo. Ya sea porque en realidad no esté de acuerdo, o simplemente porque disfruta con la discusión.

A mí me ponen mal las discusiones, sacan lo peor de mi, me enojo, me estreso, me angustio. Y finalmente me arrepiento de las cosas que dije, del esfuerzo que gasté en explicar mis argumentos... no vale la pena...

Aunque no está mal plantear mi punto de vista, sí me cuesta no argumentar con los demás para convencerlos de que mi punto de vista es válido. Sobre todo cuando me desmerecen porque mi manera de ver la vida es más positiva y espiritual. A veces discuto con gente que no se documentó sobre determinado tema, y me da bronca que hablen en forma tan despectiva y gasto mi energía en discutir con personas que no me escuchan... cuyo interés no es enriquecerse con el punto de vista del otro ni abrir un poco la cabeza sino mantenerse en una postura rígida.

Somos espejos... cuando me enfrento a una persona así, me doy cuenta de que somos espejos, que mucho de esa persona hay en mí, sino no me molestaría tanto... y me doy cuenta todo lo que tengo que aprender...

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