Este fin de semana pude comprobarlo! Al menos lo del juego...
Festejamos el cumpleaños número 12 de mi hermano menor, Cristian, y Ethel, su mamá, alquiló un metegol y un pool! Esperamos que los niños se cansaran de jugar, y se fueran, y copamos los juegos los adultos!!
Primero probé suerte con el metegol... le pegaba tristemente a la pelotita, casi sin fuerza... me hacían goles todo el tiempo... hasta yo misma me hacía goles en contra porque movía mal los muñequitos!!! Nos reímos muchísimo y me divertí mucho, pero no pegué una.
Con el pool no me fue mucho mejor... primero aprender a agarrar el taco, después aprender a poner la mano bien en el paño y lograr que se mueva el taco y no se mueva la mano! Y por último, pegarle a la bola!! Y pegarle con la fuerza justa... ni tanto ni tan poco...
Después te aprender todo eso, estaba lograr el objetivo del juego... que entre alguna bola en los agujeros!!! Con eso no me fue tan bien... además me perdí cada tiro fácil!!! Pero estuvo lindo el cumple.
Yo antes no era de prenderme en los juegos... me daba vergüenza por ahí no saber jugar... me negaba a que me enseñen... prefería aburrirme antes que jugar y perder o equivocarme... y me doy cuenta de que ahora cambié...
Además de que estaba con mi familia, no había nadie raro mirándome o burlándose, me doy cuenta de que estoy más suelta, disfrutando más y cada vez menos preocupada de la mirada de los demás.
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